jueves, 28 de febrero de 2013
No me dejes sola porque me miro.
Esa tarde, tirada en el sillón desnuda, llevaba más de dos horas buscando motivos para no necesitarlo tanto; su cuerpo ya no podía esperar más, el precio a pagar era su dignidad. Los poros de las piernas se erizaron con el constante repetir de su nombre, para aquel momento su cuerpo ya no le pertenecía a ella, él se había llevado más que los recuerdos, ahora su mano, que no controlaba más, tomó el teléfono y marcó su número, está vez por más que quiso no colgó, su corazón palpitaba al ritmo de su vientre mientras la llamada entraba. Esperó diez segundos, le contesto una voz hueca "en éste momento no me encuentro, puedes dejar tu mensaje después del timbre", se levantó lentamente, dejó el teléfono descolgado y fue a su cuarto, se sentó el el buró que estaba frente al espejo, quiso separar sus pies pero no pudo, levantó la mirada hacía su reflejo... y lo vio; él estaba aferrado entre sus piernas, así, había cumplido su promesa antes de partir, él jamás le permitiría volver a sentir porque entre ellas, bien agarrado, le había dejado lo que ahora más odiaba, su recuerdo.
martes, 19 de febrero de 2013
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