Para aquel entonces me importó más el estado físico que el civil, no diré que fue fácil, si no todo lo contrario, saberlo no era una sorpresa, digo, un treintañero casi cuarentón soltero con excelente trabajo, buena plática, atento y atractivo, es nada común acá en mi rancho. Al pasar las semanas supe que algo no andaba bien, cuando lo descubrí, todo empeoró, vino a mi mente aquella canción noventera de Ana Cirré, dice mi mejor amiga que yo soy el problema, digo porque ella lo llama así,él me llamaba amor, y yo; yo me llamo Ada Esmeralda.