La sensación de su mano en mi nuca me hizo sentir culpable, yo nunca le dí lo que el esperó, y aún así me acariciaba mientras me llevaba a mi casa, ahora siento remordimientos, creo que nunca le bastó mi cuerpo, quería un sentimiento que nunca pude darle, a nadie. Siempre le dí las gracias, siempre fui clara; yo no le daría algo que no tengo y nunca lo entendió, pensó que me protegía de las desilusiones, pensó que lo que le decía fue una mentira, aunque se lo dije, él nunca lo creyó, corazón; la mentira somos nosotros dos.