domingo, 22 de diciembre de 2013
Odio bañarme diario, pero las buenas costumbres me acorralan; por la tarde después de renegar por hacerlo preferí irme a la cama antes que a comer, me dejé caer en esas almohadas, no extrañé para nada las cinco mías, me absorbieron y me mantuvieron cómo por dos horas. Yo insisto en que ésta cama, está hecha para descansar por la tarde y no dormir por la noche, es mágica.
miércoles, 18 de diciembre de 2013
domingo, 3 de noviembre de 2013
Yo me llamo; Ada Esmeralda.
Para aquel entonces me importó más el estado físico que el civil, no diré que fue fácil, si no todo lo contrario, saberlo no era una sorpresa, digo, un treintañero casi cuarentón soltero con excelente trabajo, buena plática, atento y atractivo, es nada común acá en mi rancho. Al pasar las semanas supe que algo no andaba bien, cuando lo descubrí, todo empeoró, vino a mi mente aquella canción noventera de Ana Cirré, dice mi mejor amiga que yo soy el problema, digo porque ella lo llama así,él me llamaba amor, y yo; yo me llamo Ada Esmeralda.
sábado, 26 de octubre de 2013
viernes, 4 de octubre de 2013
Voy derecho y no me quito. Para cuando él me recordó yo ya estaba muy lejos, más de lo que yo hubiese querido estar. Me dejé llevar por el momento, me dejé llevar por los sonidos, me dejé llevar por su olor, me dejé llevar por su piel, me dejé llevar por el ardor, me dejé llevar por el dolor, me dejé llevar por el amor de otro, me deje venir sin avisar. Y tú no estabas aquí cuando te supliqué, y tu no estabas aquí cuando me perdiste, estabas lejos, nunca supe dónde. Ahora estás atrás... voy derecho y no me quito. Y si regresas...
lunes, 9 de septiembre de 2013
Que noche la de anoche.
Desde hacía días que no podía sacarlo de mi cabeza, me acompañaba a dónde fuera y con quipen fuera, de repente se atravesaba cuando saludaba con un beso a alguien o ya me hacia ruido en el oído cuando trataba de hablar, el caso es que no me dejaba en paz.
Anoche fue el colmo, yo estaba tratando de derramar las lágrimas correspondientes para despedirme de mi relación actual, perdón; ex-relación. Entre sollozos traté de darle la importancia que tres años merecen, pero por más que me esforcé no pude durar más de una hora en llanto, al final sus errores, su actuar y el que deseo a otra mujer antes que a mí, me impidieron sufrir cómo lo dicta las normas sentimentales.
Bien, pues cuando me dispuse a dormir después de mi fallido sufrimiento, recostada en mis cinco almohadas ese recuerdo volvió, así sin avisar, de repente fuerte y claro, casi tangible; salíó de mi cabeza y bajó por mi cuello, primero pensé que un insecto,que un zancudo para ser mas precisa se había alojado en mi pecho, solté un manotazo al aire, luego de unos segundos sentí una especie de hormigueo en mi lado izquierdo del pecho, me dio más miedo imaginar la causa que voltear a ver que era, opté por ignorarlo, pero unos minutos adelante no pude hacerlo más, la sensación bajaba, bajaba sin cesar hacia mi ombligo y por en medio de mi cuerpo recorriéndose lenta y suavemente, me quedé inmóvil, siguiendo su rumbo con la imaginación, para ese momento lo supe, era lo que me había estado siguiendo todo el día, ésta vez no puse resistencia, respiré profundo y te reconocí, tú voz hablándome las cosas que siempre quise escuchar, tus manos tocándome cómo siempre lo necesité, tu aliento y tu cabello rosando mi cuello y tu recuerdo envolviéndome y aliviándome de un dolor fermentado y de uno fresco, me hizo sentir bien, bien por un momento, luego llegó el conflicto, por qué disfrutaba de tu recuerdo si nunca nunca una explicación, y ahora así cómo si nada pretendías salir de los recuerdos y alojarte en mi cuerpo sin vergüenza, así cómo tú. Me levanté de la cama y fui a bañarme con el agua fria, así cómo yo, me hizo olvidar en lo que había pensado todo el día: en puros recuerdos ya olvidados; así cómo nosotros.
Anoche fue el colmo, yo estaba tratando de derramar las lágrimas correspondientes para despedirme de mi relación actual, perdón; ex-relación. Entre sollozos traté de darle la importancia que tres años merecen, pero por más que me esforcé no pude durar más de una hora en llanto, al final sus errores, su actuar y el que deseo a otra mujer antes que a mí, me impidieron sufrir cómo lo dicta las normas sentimentales.
Bien, pues cuando me dispuse a dormir después de mi fallido sufrimiento, recostada en mis cinco almohadas ese recuerdo volvió, así sin avisar, de repente fuerte y claro, casi tangible; salíó de mi cabeza y bajó por mi cuello, primero pensé que un insecto,que un zancudo para ser mas precisa se había alojado en mi pecho, solté un manotazo al aire, luego de unos segundos sentí una especie de hormigueo en mi lado izquierdo del pecho, me dio más miedo imaginar la causa que voltear a ver que era, opté por ignorarlo, pero unos minutos adelante no pude hacerlo más, la sensación bajaba, bajaba sin cesar hacia mi ombligo y por en medio de mi cuerpo recorriéndose lenta y suavemente, me quedé inmóvil, siguiendo su rumbo con la imaginación, para ese momento lo supe, era lo que me había estado siguiendo todo el día, ésta vez no puse resistencia, respiré profundo y te reconocí, tú voz hablándome las cosas que siempre quise escuchar, tus manos tocándome cómo siempre lo necesité, tu aliento y tu cabello rosando mi cuello y tu recuerdo envolviéndome y aliviándome de un dolor fermentado y de uno fresco, me hizo sentir bien, bien por un momento, luego llegó el conflicto, por qué disfrutaba de tu recuerdo si nunca nunca una explicación, y ahora así cómo si nada pretendías salir de los recuerdos y alojarte en mi cuerpo sin vergüenza, así cómo tú. Me levanté de la cama y fui a bañarme con el agua fria, así cómo yo, me hizo olvidar en lo que había pensado todo el día: en puros recuerdos ya olvidados; así cómo nosotros.
jueves, 5 de septiembre de 2013
lunes, 8 de julio de 2013
"Hacíamos el amor compulsivamente. Lo hacíamos deliberadamente. Lo hacíamos espontáneamente. Pero sobre todo, hacíamos el amor diariamente. O en otras palabras, los lunes, los martes y los miércoles, hacíamos el amor invariablemente. Los jueves, los viernes y los sábados, hacíamos el amor igualmente. Por último, los domingos hacíamos el amor religiosamente.
O bien, hacíamos el amor por compatibilidad de caracteres, por favor, por supuesto, por teléfono, de primera intención y en última instancia, por no dejar y por sí acaso, como primera medida y como último recurso. Hicimos también el amor por ósmosis y por simbiosis: a eso le llamábamos hacer el amor científicamente. Pero también hicimos el amor yo a ella y ella a mí: es decir, recíprocamente. Y cuando ella se quedaba a la mitad de un orgasmo y yo, con el miembro convertido en un músculo fláccido no podía llenarla, entonces hacíamos el amor lastimosamente.
Lo cual no tiene nada que ver con las veces que yo me imaginaba que no iba a poder, y no podía, y ella pensaba que no iba a sentir, y no sentía, o bien estábamos tan cansados y tan preocupados que ninguno de los dos alcanzaba el orgasmo. Decíamos, entonces, que habíamos hecho el amor aproximadamente.
O bien, a Estefanía le daba por recordar las ardillas que el tío Esteban le trajo de Wisconsin y que daban vueltas como locas en sus jaulas olorosas a creolina, y yo por mi parte recordaba la sala de la casa de los abuelos, con sus sillas vienesas y sus macetas de rosasté esperando la eclosión de las cuatro de la tarde, y así era como hacíamos el amor nostálgicamente, viniéndonos mientras nos íbamos tras viejos recuerdos.
Muchas veces hicimos el amor contra natura, a favor de natura, ignorando a natura. O de noche con la luz encendida, mientras los zancudos ejecutaban una danza cenital alrededor del foco. O de día con los ojos cerrados. O con el cuerpo limpio y la conciencia sucia. O viceversa. Contentos, felices, dolientes, amargados. Con remordimientos y sin sentido. Con sueño y con frío. Y cuando estábamos conscientes de lo absurdo de la vida, y de que un día nos olvidaríamos el uno del otro, entonces hacíamos el amor inútilmente.
Por envidia de nuestros amigos y enemigos, hacíamos el amor ilimitadamente, magistralmente, legendariamente. Para honra de nuestros padres, hacíamos el amor moralmente. Para escándalo de la sociedad, hacíamos el amor ilegalmente. Para alegría de los psiquiatras, hacíamos el amor sintomáticamente. Y, sobre todo, hacíamos el amor físicamente. También lo hicimos de pie y cantando, de rodillas y rezando, acostados y soñando. Y, sobre todo, y por la simple razón de que yo la quería así y ella también, hacíamos el amor voluntariamente."
* Palinuro de México
O bien, hacíamos el amor por compatibilidad de caracteres, por favor, por supuesto, por teléfono, de primera intención y en última instancia, por no dejar y por sí acaso, como primera medida y como último recurso. Hicimos también el amor por ósmosis y por simbiosis: a eso le llamábamos hacer el amor científicamente. Pero también hicimos el amor yo a ella y ella a mí: es decir, recíprocamente. Y cuando ella se quedaba a la mitad de un orgasmo y yo, con el miembro convertido en un músculo fláccido no podía llenarla, entonces hacíamos el amor lastimosamente.
Lo cual no tiene nada que ver con las veces que yo me imaginaba que no iba a poder, y no podía, y ella pensaba que no iba a sentir, y no sentía, o bien estábamos tan cansados y tan preocupados que ninguno de los dos alcanzaba el orgasmo. Decíamos, entonces, que habíamos hecho el amor aproximadamente.
O bien, a Estefanía le daba por recordar las ardillas que el tío Esteban le trajo de Wisconsin y que daban vueltas como locas en sus jaulas olorosas a creolina, y yo por mi parte recordaba la sala de la casa de los abuelos, con sus sillas vienesas y sus macetas de rosasté esperando la eclosión de las cuatro de la tarde, y así era como hacíamos el amor nostálgicamente, viniéndonos mientras nos íbamos tras viejos recuerdos.
Muchas veces hicimos el amor contra natura, a favor de natura, ignorando a natura. O de noche con la luz encendida, mientras los zancudos ejecutaban una danza cenital alrededor del foco. O de día con los ojos cerrados. O con el cuerpo limpio y la conciencia sucia. O viceversa. Contentos, felices, dolientes, amargados. Con remordimientos y sin sentido. Con sueño y con frío. Y cuando estábamos conscientes de lo absurdo de la vida, y de que un día nos olvidaríamos el uno del otro, entonces hacíamos el amor inútilmente.
Por envidia de nuestros amigos y enemigos, hacíamos el amor ilimitadamente, magistralmente, legendariamente. Para honra de nuestros padres, hacíamos el amor moralmente. Para escándalo de la sociedad, hacíamos el amor ilegalmente. Para alegría de los psiquiatras, hacíamos el amor sintomáticamente. Y, sobre todo, hacíamos el amor físicamente. También lo hicimos de pie y cantando, de rodillas y rezando, acostados y soñando. Y, sobre todo, y por la simple razón de que yo la quería así y ella también, hacíamos el amor voluntariamente."
* Palinuro de México
lunes, 10 de junio de 2013
Recuerdo que fue novio, luego amante y luego eso; un recuerdo. Si te comparo salgo perdiendo, más que el tiempo la vergüenza. Me quedé con un corazón medio vacío de promesas y todo lleno de traiciones, quise sanarlo y ahora está peor, medio vacío por todo eso y medio harto de amor a medias, de amor opcional, de amor luego de lo más importante; cualquier cosa. Y creo que voy prefiriendo vivir de esos recuerdos que no deberían ni existir.
viernes, 24 de mayo de 2013
martes, 14 de mayo de 2013
jueves, 2 de mayo de 2013
sábado, 27 de abril de 2013
Hoy las cosas no me salieron ni parecidas a lo que esperaba... el estómago me da vueltas y mi respiración es muy apretada; hoy es de esos días en la vida en que quisieras que el tiempo parara y respirar, respirar tan profundo que cuando el tiempo regrese se marcha te alcance para muchos años...hoy es de esos días en que las lágrimas, no las quieres dentro pero se quedan contenidas en la garganta; de esos días en que es cansado hasta respirar, es agobiante todo... Es de eso en que sólo quiero escapar.. hoy es uno de estos días en que se trata solo de mí...
lunes, 1 de abril de 2013
lunes, 4 de marzo de 2013
viernes, 1 de marzo de 2013
jueves, 28 de febrero de 2013
No me dejes sola porque me miro.
Esa tarde, tirada en el sillón desnuda, llevaba más de dos horas buscando motivos para no necesitarlo tanto; su cuerpo ya no podía esperar más, el precio a pagar era su dignidad. Los poros de las piernas se erizaron con el constante repetir de su nombre, para aquel momento su cuerpo ya no le pertenecía a ella, él se había llevado más que los recuerdos, ahora su mano, que no controlaba más, tomó el teléfono y marcó su número, está vez por más que quiso no colgó, su corazón palpitaba al ritmo de su vientre mientras la llamada entraba. Esperó diez segundos, le contesto una voz hueca "en éste momento no me encuentro, puedes dejar tu mensaje después del timbre", se levantó lentamente, dejó el teléfono descolgado y fue a su cuarto, se sentó el el buró que estaba frente al espejo, quiso separar sus pies pero no pudo, levantó la mirada hacía su reflejo... y lo vio; él estaba aferrado entre sus piernas, así, había cumplido su promesa antes de partir, él jamás le permitiría volver a sentir porque entre ellas, bien agarrado, le había dejado lo que ahora más odiaba, su recuerdo.
martes, 19 de febrero de 2013
martes, 5 de febrero de 2013
viernes, 4 de enero de 2013
OJos que no ven, corazón que no siente.
Hace una hora que en mi mente escribí una carta de despedida; una que nunca olvidaría porque además de elocuentes mis palabras fueron sinceras, tanto cómo fui con nadie, y es que hasta hace dos años, ni él las merecía... Le especifiqué lo que siempre temió, no es otro de mis berrinches, esos los conoce bien. A mi no. Lloré por más de una hora continuamente, el que me despida no quiere decir que no me duela; siempre creo que el dolor será permanente tal vez por eso duele más; dije adiós para mi misma, aún no se lo digo, esperaré el momento adecuado, cuando me diga de nuevo la manera en que quiere llevar su vida, cuando vea la seguridad en sus palabras que no cambiará, cuando me convenza que nuestros momentos no son ahora, que caminamos a diferente ritmo; cuando yo le diga que su método tenía razón; ojos que no ven corazón que no siente... y tiene razón, porque después de un tiempo de no ver, el corazón no siente más...
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